
Celebramos y recordamos el hecho histórico de la Reforma, un evento histórico que marcó el regreso de la Iglesia a las bases del evangelio, encendiendo una transformación espiritual, teológica y social que persiste hasta nuestros días. Entre los momentos decisivos de aquella revolución espiritual, destaca el juicio a Martín Lutero, quien, tras publicar sus 95 tesis en la puerta de la iglesia de Wittenberg en 1517, desafió la práctica de la venta de indulgencias. Estas indulgencias prometían el perdón de pecados pasados y futuros tanto para los vivos como para
los muertos, exponiendo un sistema corrupto que abusaba de la fe de la gente. Así se nota con la frase: “Tan pronto como suena la moneda en la caja, el alma sale del infierno” se le atribuye a Johann Tetzel, un monje dominico del siglo XVI que vendía indulgencias. Esta frase significa
que, al adquirir una indulgencia, el alma de un ser querido se liberaba del purgatorio. Tetzel fue un vendedor de indulgencias eficiente, pero su práctica fue desaprobada por Martín Lutero, quien consideraba que estas transacciones eran vergonzosas y agravaron los pecados de los compradores. La protesta de Lutero, provocó mucha molestia para la iglesia Católica, así que fue convocado a un juicio eclesiástico donde se le exigió renunciar a sus escritos y retractarse de sus críticas. Fue en esa ocasión que pronunció las palabras que resuenan con fuerza en la historia: “Estoy atado por las Escrituras que he citado y mi conciencia es cautiva a la Palabra de Dios. No puedo ni quiero retractarme de nada, porque ir en contra de la conciencia no es seguro ni saludable. Aquí estoy, no puedo hacer otra cosa. Que Dios me ayude. Amén.” Esta respuesta no solo mostró una convicción profunda en las Escrituras, sino que marcó un punto de no retorno para la Reforma Protestante. Aquel juicio no fue el final de su lucha. Tras defender su posición y desafiar el poder eclesiástico de su tiempo, Lutero fue condenado y, al salir de la sala, enfrentó la amenaza inmediata de represalias. Sin embargo, sus amigos organizaron un falso secuestro para protegerlo, llevándolo al castillo de Wartburg, donde pasó un año bajo el nombre de “sir Jörg”, dedicado a traducir el Nuevo Testamento al alemán. En ese tiempo, Lutero dio a su pueblo acceso directo a la Palabra de Dios, sembrando las semillas de una fe personal y de una espiritualidad basada en la Escritura.
Este viaje hasta el día de su juicio no fue fácil. Lutero enfrentó dos juicios anteriores, intentos de
secuestro y amenazas de muerte. Aunque su vida y su fe estaban en constante peligro, su
convicción y su confianza en la obra de Dios fueron más fuertes. Antes del juicio, Lutero oró
buscando fortaleza divina, reconociendo su misión con estas palabras: “Dios mío, ¿acaso no me
oyes? Tú me has elegido para esta labor. Cumple Tu propia voluntad. No me abandones, por
amor a Tu Hijo Jesucristo, mi defensa y fortaleza... Amén.”
La Reforma estableció principios teológicos fundamentales, que hoy reconocemos como las
Cinco Solas: Sola Scriptura, Sola Gratia, Sola Fide, Solus Christus, y Soli Deo Gloria. Lutero, al
expresar que su conciencia estaba “cautiva a la Palabra de Dios”, no solo afirmaba la autoridad
final de la Escritura, sino que subrayaba que una conciencia atada a la verdad divina es lo único
que garantiza la verdadera libertad en la vida del creyente.Para la iglesia hispana actual, en una
época de relativismo, secularismo y creciente desconexión con la historia de la iglesia, el
mensaje de la Reforma es más relevante que nunca. En un mundo donde las verdades son
cambiantes y la espiritualidad se diluye en subjetivismo, la iglesia hispana enfrenta el desafío de
permanecer fiel a las Escrituras y de reafirmar una identidad fundamentada en la verdad bíblica.
La Reforma nos recuerda que la verdad de Dios es inmutable y que Su Palabra no se adapta a las
tendencias de cada época, sino que permanece como roca firme, guiando la vida y el carácter de
la iglesia. Además, el legado de la Reforma llama a la iglesia hispana a valorar la importancia de la historia de la fe. En un contexto donde muchos cristianos han perdido contacto con las raíces
de la iglesia y con el sacrificio de aquellos que defendieron el evangelio, recordar la valentía de
Lutero y otros reformadores nos impulsa a sostener con firmeza las doctrinas fundamentales.
Estos principios son necesarios para enfrentar la confusión de un mundo que propone una verdad
relativa y carente de absolutos. La Reforma también invita a la iglesia hispana a vivir con una
conciencia atada a la Palabra de Dios. En tiempos de confusión moral y presión para conformarse a las normas de la cultura, la conciencia debe ser un espacio donde resuena la voz de Dios. Solo una conciencia iluminada y fortalecida por Su Palabra puede resistir la presión de las corrientes sociales y brindar una luz firme y clara en medio de un mundo que constantemente redefine el bien y el mal.
Rev. Dr. Gianni Gracia Presidente Revelation University
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